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Un Gallinero en ArteBA

La historia del Espacio

 

Es larga. Intentaré ser breve. La idea y gestión es de Andrés Bancalari. 2001 es el año. Y, con el apoyo de Nieves García, la primera de muchas “Arte 18” encuentra espacio físico. Una intricada muestra de alumnos de polimodal de la ciudad de Barranqueras, donde nuestro gestor ejerce la docencia.  Con el tiempo se suman al proyecto Diego Figueroa y Jorge Tirner y hacen lo que Andrés no. La división no establecida de trabajos es el motor de funcionamiento: cada uno aporta lo que sabe y quiere dar. Andrés Bancalari en producción y logística. Diego Figueroa en curaduría y montaje. Jorge Tirner en diseño de imagen y montaje. Cuenta, además, con un par de auspiciantes y el pulmón de muchos.
Al Espacio se lo puede definir por lo que no es. No es una Galería de Arte. No es Centro Cultural. El Espacio funciona como Sala promotora de diferentes disciplinas contemporáneas e incorpora componentes de la escena musical y de la realización audiovisual. Constituye una opción cultural.
Por el Espacio de Arte han transitado, a lo largo de  estos cinco  años y medio,  artistas  Provinciales, Regionales y Nacionales.
 
 

La historia del Gallinero

 
Es sencilla. Es la analogía de dos sistemas productivos. Uno absolutamente creado por el hombre, desde sus agentes, producto y comercialización: el arte. Otro elaborado a medias. De la otra mitad, los créditos son de la naturaleza. Solamente generamos el lugar donde se desarrolla: el gallinero. Conceptualizando los referentes que intervienen en cada uno de los universos queda establecido  un paralelo, que para nosotros tiene algunas perpendiculares: el huevo/la obra de arte; la gallina/el artista; el gallinero/la feria de arte.
Con la consigna gallinero los artistas que participan construyen  una obra. Cada uno se siente gallina y produce.
Un gallinero en ArteBA es el interior de nuestros patios en el interior de La Sociedad Rural. Es la infiltración de un proceso productivo cercano a los chaqueños en la escena del arte contemporáneo.
Es el olor a caca de gallina y a maíz. Es el olor a paja y aserrín. Son las plumas perdidas en el aleteo. Y es el cacareo matutino.
Al mismo tiempo es la exhibición y venta de obras en un espacio netamente generativo. Es la superposición y transfiguración del circuito de creación de las obras y de los huevos. Es, simplemente, la fusión de dos mundos disímiles en apariencia. 
 
ArteBa 2007
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